Con una floja actuación la Selección no supo romper la muralla defensiva de Islandia y apenas igualó 1-1 en Moscú. Agüero hizo el gol y Messi falló un penal. El punto complica en una zona que ahora se pone caliente.

Cuando jugás mal, es más difícil llegar al triunfo. Eso le pasó a Argentina en el Spartak Stadium de Moscú, donde a pesar de tener una posesión de pelota abrumante sobre el rival no pudo quebrar la disciplina defensiva de Islandia, con quien empató 1-1 y ahora deberá ganarle a Croacia para no poner en riesgo su pasaje a los octavos de final de la Copa del Mundo.

Sin cambio de ritmo, sin profundidad y sin sorpresa en ataque. Eso fue la Selección en términos globales. El orden defensivo y el orden táctico del oponente nubló al equipo de Sampaoli, que no tuvo variantes ni desequilibrio en el mano a mano para lastimar a un seleccionado que se paró bien atrás y esperó la oportunidad para contragolpear. El esquema del técnico no ayudó, la doble contención con Mascherano y Biglia no pareció acertada ante un elenco que se replegó en su totalidad y que no dejó ningún espacio librado al azar.

Tener la pelota no es dominar al adversario. Y tener la iniciativa y proponer desde la misma no alcanza para merecer ganar el partido y, claro está, llevarte los tres puntos. Quedó demostrado ante los europeos, que jugaban su primer match mundialista y es lógico que festejen como una victoria un empate que lograron fruto de su férrea defensa y simplemente saber a qué jugar, con sus virtudes y con sus limitaciones. Argentina, en cambio, no tiene claro a qué juega, sigue con los mismos problemas que en las Eliminatorias, y otra vez volvió a depender de lo que hace exclusivamente “Leo”, que si acierta soluciona todo y si falla el equipo lo lamenta porque no hay un Plan B.

Un ataque previsible y lento, un mediocampo sin desequilibrio y un esquema que no contribuyó hicieron que el resultado final sea con sabor a poco para un equipo del que se espera muchísimo más. La sensación es de derrota, aunque se empató, y ese es el termómetro para medir un debut decepcionante, desde lo táctico y peor aún, desde lo futbolístico. Si se subestimó a Islandia, se pagó caro; si no se corrigieron cuestiones que venían de arrastre -sobre todo la “Messidependencia” y la ubicación de jugadores en posiciones claves -, se pagó caro. Argentina sigue sin encontrarse. Para repensar Salvio como lateral y dos recuperadores en el medio (y más teniendo enfrente un equipo que saldrá a esperar). Para trabajar la poca movilidad en ofensiva, donde faltó velocidad para darle el cambio de ritmo necesario y quebrar a un adversario que hizo lo que puede y sabe hacer: defenderse. No hay excusas, se jugó mal y ahora se vendrá Croacia, y ya no habrá margen de error.

Por Diego Sánchez
Imagen
FIFA vía Getty mages