La Selección Argentina está experimentando cambios significativos de cara a la competencia Mundial que nos lleva de un extremo a otro, sin tiempo para la reflexión obligada de porque nos suceden los estados de ánimo que contribuyen de condicionante de cara al éxito.

Soy de los que piensan que para poder ganar, primero hay que saber perder, sobre todo en una competición donde entre las eliminatorias y el Mundial que se avecina velozmente, debe primar el equilibrio para que se glorifique el talento individual y colectivo.

No es un camino fácil de transitar porque en fase de eliminación Mundialista hoy estas a flote y mañana tal vez nos encontremos haciendo agua, quizás son las pequeñas cosas, pequeños detalles que impiden que ganemos los partidos, pero están allí de forma imperceptible obrando para que alcancemos el resultado deseado. Y muchas veces, ni el entrenador se percata de los pequeños detalles porque la observación pasa desapercibida por la vorágine con que se convive durante los entrenamientos y los partidos.

De pronto recibimos un golpe externo que nos deja perplejo pero tal vez nos estén haciendo un gran favor para saber y querer cambiar… debemos cambiar, de lo contrario suenan todas las alarmas del desconcierto y la desesperanza por quedarnos afuera del Mundial…

Me pregunto: ¿qué nos está ocurriendo? ¿qué problemas estamos teniendo? ¿qué estamos haciendo mal? ¿qué está pasando? Entonces los sentidos se nos deben agudizar para localizar rápidamente dónde están los pormenores y cómo los podemos remediar.

Muchas veces estar en esta situación suele ser providencial porque conduce al grupo a reflexionar colectivamente, unir más al grupo, señalar los puntos débiles y reforzar los objetivos cuando estamos ante una posición tan crítica donde las reflexiones cruciales nos sirven de salvavidas si el grupo es capaz de convertirlas en energía positiva.

Este momento y situación nos debe servir de plataforma para revisar, analizar y saber cambiar todo lo que estructuralmente está en condiciones de dificultad, para eso sirven estos momentos, el fútbol argentino a pesar de gozar de excelentes futbolistas, adolece de la clarividencia vital en la formación integral de valores que refuercen el concepto de Equipo, quizá me equivoco con mi teoría pero estoy convencido de ello por mi experiencia de tantos años trabajando en países y sociedades desarrolladas.

Argentina es un País y un equipo muy grande, llena de virtudes y adversidades (como toda sociedad llena de tantos talentos), yo estimo que el espíritu de pertenecer a la Élite del Fútbol Mundial debe aflorar más allá de un Resultado y de una ilusión de todo un País Futbolero como el nuestro. Debemos crecer y valorarnos de una vez por todas. Con Entrenadores Idóneos, Dirigentes Formados, Jugadores capaces de absorber todas las presiones y un público que se manifieste de acuerdo a lo que el equipo les transmita.

“Es un momento de intensa reflexión: donde cada vez que cometamos un error, seamos capaces de descubrir una verdad que no conocemos”.

Reflexión Final
“No me adhiero a ninguna crítica puntual, solo a dar mi punto de vista por el cual si Argentina construye y tiene un proyecto a futuro, educaremos a los entrenadores, futbolistas, dirigentes y el público en general a ser realmente Grandes de Verdad”.



Por Facundo Alvanezzi
Formador de Jugadores
Imagen Agencia VOVOPAD