Sabido era que el encuentro con Israel, que se iba a jugar en Jerusalém el próximo 9 de junio, traía mucha tela para cortar. Ya lo había dejado entrever el DT Jorge Sampaoli cuando se refirió al tema diciendo que él prefería jugar un amistoso en Barcelona.

La dirigencia de AFA, que preveía embolsar un gran cachet por esta gira antes del Mundial, tuvo que escuchar a través de su presidente Claudio Tapia la opinión de los jugadores que le habrían manifestado la decisión de no jugar el partido por la creciente escalada de protestas en su contra y por el continuo conflicto que aqueja al pueblo de Palestina, estado autónomo en conflicto con Israel.

El reclamo llegó hasta la misma zona donde se entrena la selección, la Ciudad Deportiva Joan Gamper, donde hubo manifestantes con banderas y camisetas de la Selección manchadas con “sangre”.

Días atrás el presidente de la Federación Palestina de Fútbol, Jibril Rajoub manifestó: “(Messi) Es un gran símbolo, así que vamos a atacarlo personalmente y pedimos a todos que quemen su imagen y su camisa y que lo abandonen. Todavía esperamos que Messi no venga”.

Esta suspensión se suma a la cancelación de la visita al Papa. Ahora los dirigentes trabajan a contra reloj para poder coordinar un partido de preparación en Barcelona.

“Al final pudimos hacer lo correcto. Lo primero es la salud y el sentido común. Creemos que lo mejor era no ir”. Gonzalo Higuaín

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