Argentina tuvo su última presentación del año en Tel Aviv, Israel ante Uruguay. El Clásico del Río de La Plata terminó finalmente empatado 2-2. Los goles fueron obra de Sergio Agüero y Lionel Messi; en tanto que Edinson Cavani y Luis Suárez marcaron para los Charrúas. Fue un partido de ida y vuelta entre dos viejos conocidos, y en donde no faltaron las emociones para ambos bandos.
Una vez más, como ante Brasil, se notó a un equipo comprometido, que nunca se entregó. Pese a haber estado dos veces abajo en el tanteador, los Albicelestes nunca perdieron la línea y lograron la igualdad. El mejor jugador del mundo se mostró una vez más determinante, activo. No sólo fue el autor del gol que selló la parda, sino que también habilitó al “Kun” de tiro libre para el primero.
Lionel Scaloni puede contar con la tranquilidad de cerrar un año positivo, en donde logró conformar un equipo que ya sale de memoria. Pudo ratificar la gran tarea realizada en la última Copa América, y lograr una sinergia positiva con sus jugadores, que cumplen a rajatabla sus órdenes. No hay secretos: al igual que el plantel, el entrenador rosarino creció partido a partido.
Además de los dos históricos delanteros, quien tuvo una correctísima labor fue Marcos Acuña, que a fuerza de buenas actuaciones busca quedarse con la banda izquierda. En todo momento quedó expuesta su sintonía con Nicolás Tagliafico, pero también con el frente de ataque. Siempre se puso a disposición como descarga, y fue un dolor de cabeza para la defensa uruguaya.
Sin dudas, Argentina sacó un aprobado en la última gira del 2019. Y luego del descanso se preparará para sus dos próximos objetivos: las Eliminatorias Sudamericanas de cara al Mundial Qatar 2022, y la disputa de una nueva Copa América que la tendrá como anfitriona junto a Colombia. Quedó demostrado que tiene material para pelear con cualquiera.
Por Federico Urriza
Imagen Pablo Dizeo Photo – pablodizeo.com