La ciudad de Belo Horizonte nos recibió con los brazos abiertos, y nos sorprendió por su tranquilidad y sus bellos edificios. Las iglesias y las bibliotecas fueron las obras que más llamaron nuestra atención.

A diferencia de Salvador, se nota que es mucho más moderna, por la cantidad de gente que transita sus calles, tanto a pie como en automóvil. Sus avenidas siempre lucían repletas.

Vista de la famosa Iglesia de San José – Redacción

Las camisetas de Cruzeiro y Atlético Mineiro, los clubes más importantes de la región, fueron moneda frecuente. Sin dudas que es una sede en donde se respira fútbol en cada uno de sus rincones.

Al igual que las grandes urbes del mundo, se encontraban disponibles para alquilar bicicletas y hasta monopatines en cada esquina. Y tenían mucho uso debido al constante flujo de tránsito, que en muchas ocasiones generaba grandes demoras.

La bicicleta, uno de los medios utilizados en Belo – Redacción

En relación al Estadio Mineirão, sede del encuentro entre Argentina y Paraguay, destacamos que se encuentra más alejado de la zona céntrica, aproximadamente a unos treinta minutos, y apenas se lo divisa uno se sorprende por su gran estructura.

Porto Alegre será nuestra siguiente aventura, en la búsqueda de nuevas historias para contarles. Y a la espera de conocer el flamante Arena do Grêmio. ¡Nos leemos en la próxima!

Por Federico Urriza – Enviado Especial

Imagen Redacción