El partido de Argentina en la noche de Dortmund tuvo dos caras, como las de una moneda: en el primer tiempo pecó por errores propios; y en el complemento cambió la cara gracias a los ingresos dispuestos por el técnico. Un partido que sin dudas le deja mucho material para trabajar a Lionel Scaloni de cara a lo que viene.

Alemania tuvo una excelente primera mitad, en donde se erigió como figura Serge Gnabry, delantero del Bayern de Múnich que aprovechó cada una de las situaciones que tuvo en el área custodiada por Agustín Marchesín. La joven promesa germana convirtió primero, y luego asistió a Kai Havertz para el segundo gol del partido.

L. Scaloni (D.T. ARG.): “Cometimos errores en el primer tiempo. En el segundo, tratamos mejor la pelota y con más paciencia, pero creo que en general fue un buen partido, con muchas cosas positivas para lo que viene”.

Para el complemento, el entrenador tomó nota de lo sucedido y mandó a la cancha a Marcos Acuña por Marcos Rojo (que estuvo involucrado en las dos jugadas de los tantos locales); y también a los dos Lucas: Alario y Ocampos. Los ex jugadores de River terminarían siendo determinantes en el resultado final del encuentro.

Entre los tres jugadores que ingresaron se gestaron las acciones favorables para que Argentina pudiera llegar al empate. El primero fue de cabeza del “Pipa” Alario, tras un centro preciso del “Huevo” Acuña; y el restante fue obra de Ocampos, tras una excelsa habilitación del actual jugador del Bayer Leverkusen.

Alario fue determinante en el ataque argentino – Pablo Dizeo Photo

Vale destacar que fue la primera vez que al mando de Scaloni, la Selección Argentina enfrentaba a un equipo europeo, y de primera línea, como lo es Alemania. Por lo que vale aún más el resultado obtenido, sobre todo valorando la reacción del equipo en la etapa final, y en el acierto a la hora de realizar las modificaciones del conductor rosarino.

Por Federico Urriza
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Pablo Dizeo Photo – pablodizeo.com

El festejo Albiceleste en Dortmund – Pablo Dizeo Photo
Ocampos tuvo su noche soñada en Alemania – Pablo Dizeo Photo